La capital catalana acoge, un verano más, la regata de barcos clásicos más importante de España. Por decimoquinta vez, la costa barcelonesa disfruta de un evento deportivo de primera categoría internacional con la presencia de algunos de los veleros más legendarios de los últimos 120 años. Tras la primera prueba, Argyll, Grayling, Emeraude y Hallowe´en lideran sus respectivas categorías.
El comité de regatas optó por un recorrido costero que arrancaba frente al Port Olimpic y, tras un corto de desmarque a barlovento, ponía rumbo a una boya situada en El Masnou. Desde allí la flota iniciaba el regreso hasta la línea de llegada en Barcelona, con un control de paso intermedio y una distancia total de 14 millas.
La regata se inició puntualmente a las 13 horas con una primera salida para los Barcos Clásicos mientras que en esta ocasión se agrupó a los Época (Cangreja y Bermudiano) y a los dos espectaculares Big Boats en la segunda largada del día. Entonces, el viento soplaba del sur tímidamente con unos 7 nudos de intensidad, que parecían confirmar la previsión de su paulatino aumento a medida que se formase la brisa térmica del Garbí.
Pero Eolo no quiso hacer buenos los partes meteorológicos, y la brisa inicial fue rolando hacia Levante y disminuía paulatinamente de intensidad, a medida que se aproximaban a la baliza de El Masnou. Allí, los escasos 3-4 nudos de viento dificultaban la maniobra de los barcos que encabezaban la flota. Entre ellos el clásico Nerissa, de Leonardo García, tras un buen inicio de regata que consolidó en el largo tramo hasta El Masnou. Más atrás, también estaba teniendo una buena actuación Sea Fever de Enrique Curt, de menor tamaño, pero con un destacable rendimiento.
El largo tramo de regreso hasta la línea de llegada frente a Barcelona supuso un gran reto, tratando de avanzar hasta alcanzar de nuevo la zona donde soplaba viento del sur. Finalmente, los barcos grandes que lideraban la flota lograron su propósito, y empezaron a ceñir a buen ritmo gracias a unos alegres 12 nudos de intensidad del Garbí. Más retrasados, los barcos de menor eslora o lentos quedaban atrapados sin viento y no fueron capaces de finalizar el recorrido en el tiempo límite que se establece para cada barco, acorde con sus potenciales prestaciones.
Tal que así, el italiano Emeraude, de Vittorio Cavazzana, fue el mejor de los siete Clásicos capaz de finalizar la prueba, imponiéndose a Kahurangui de Pepe de Miguel y a Nerissa. Finalmente,
Sea Fever logró concluir el recorrido y clasificarse en la cuarta posición. El irlandés Halowe´en de M. Cotter ganó la prueba en Big Boats, y Grayling (RCN Valencia) de Rafael Carrió hizo lo propio en Época Cangreja. Ambos competidores fueron los únicos capaces de sus categorías en completar la regata. Cuatro fueron los participantes de Época Bermudiana que no agotaron su tiempo límite y, entre ellos, resultó vencedor el británico Argyll de Griff Rhys Jones, precediendo a los Almarán New York de Manel López, al estadounidense Dione de Hans Alberecht e Islander de Ricardo Albiñana.