Cuando los regatistas lleguen a Vilanova i La Geltrú en septiembre para la primera regata preliminar de la 37ª America’s Cup, los veloces AC40 encontrarán mucha compañía en el agua, ya que 210 de estos fabulosos veleros están confirmados para la regata Patí Català de Vela, que reunirá en el puerto costero y en las playas cercanas a una cifra récord de estas embarcaciones, en lo que promete ser un espectáculo extraordinario. Los 210 participantes inscritos en la regata, que se celebrará los días 16 y 17 de septiembre de 2023, representarán a un total de 27 clubes con deportistas procedentes de Andalucía, Cataluña, Valencia, así como de Alemania, Austria y Bélgica. La regata contará con una nutrida representación femenina con 17 mujeres confirmadas, de nuevo una cifra récord para el Patí Català de Vela.
Para Gerard Esteva, regatista de patín a vela, expresidente de la Asociación Internacional de Propietarios de Patines a Vela (ADIPAV) y presidente de la Unió de Federacions Esportives de Catalunya (UFEC), se trata de un momento trascendental para la clase en su presentación ante una audiencia global: «La oportunidad que ofrece la dirección de la 37ª America’s Cup marcará un antes y un después en la historia del patín a vela con la promoción de la clase a escala mundial. Todos los regatistas están muy ilusionados con esta exhibición del patín a vela y por eso, creo, se ha producido este récord histórico de inscripciones. Esperamos dar un muy buen espectáculo al mundo».
Durante cinco días a la semana, el Club Pati Vela Barcelona organiza salidas, a mediodía, a bordo de estas embarcaciones tradicionales frente a las playas de la Barceloneta y Badalona, siendo las regatas de fin de semana muy populares y disputadas. Los orígenes del patín a vela se remontan a la década de 1870 y a la playa de Badalona, donde los pescadores se ponían de pie sobre dos cascos y remaban para revisar las redes. A principios del siglo XX, las palas, similares a las de los piragüistas actuales, se sustituyeron por remos y la embarcación se adaptó para el recreo y, en ocasiones, para las regatas, con la tripulación sentada y remando.
En 1942, los hermanos Mongé empezaron a experimentar con mástiles de madera y velas, colocando el pie del mástil muy adelantado e introduciendo la vela mayor de cola de golondrina. La adición de una rejilla de acero a lo largo de la popa, un elemento que sigue estando presente hoy en día, permitió que la vela sin sables se enrollara a lo ancho, pero, sobre todo, que pudiera aplanarse para ceñir. A medida que la técnica evolucionaba, también lo hacían las líneas de control y, en las embarcaciones actuales, los patines incorporan una serie de sistemas de control que pueden alterar la tensión del obenque de proa en cada virada (los barcos tienen dos estays de proa, uno montado en cada casco) para controlar la curvatura del mástil y ayudar a la dirección.